River Plate - Pasión Monumental

domingo, 18 de septiembre de 2011

Con la camiseta no alcanza

DEPORTIVO MERLO 0 - RIVER PLATE 0

Publicado el 18 de Septiembre de 2011
Ya preocupa. River igualó con Deportivo Merlo. Fue su tercer empate consecutivo y la primera vez que no convirtió goles. El equipo de Almeyda, que estrenó camiseta que recuerdan sus 110 años, jugó muy mal. Para la gente de Merlo fue una fiesta.
La tribuna de Merlo era una fiesta. Unos 7000 hinchas deliraban en pleno éxtasis. Todo un barrio fue hasta Avellaneda para ver a su equipo. Era un día especial, obvio, y terminó siendo histórico: Deportivo Merlo le empató a River y eso era para festejar toda la noche. Es cierto, la noticia podría darse al revés: River empató con Merlo, no pudo con Merlo, y eso en la tribuna visitante, con unas 20 mil personas entre los que estabamos nosotros, era una derrota, un irse con la cabeza gacha. Pura tristeza y, sobre todo, preocupación. Habitar el territorio de la Primera B Nacional empieza a mostrar la incomodidad tan temida.
Es el tercer empate consecutivo del equipo, un resultado que trajo aparejado, por otro lado, un dato más negativo: es la primera vez que River no hace goles. Hasta acá, al menos, eso no faltaba. Pero ayer sí. Y la impaciencia comenzó a hacerse carne. “Ponga más huevo/ponga más corazón/como ponemos/nosotros en el tablón”, se escuchaba desde la multitud que llegó hasta el Libertadores de América, la cancha de Independiente, donde hizo local Merlo. Párrafo aparte para el estadio: si el Kun Agüero tomase conciencia del uso que le dieron al dinero de su transferencia, como hincha de Independiente, haría la misma queja que los más de 20.000 hinchas de River que estuvimos incómodos en esa cancha. El ingreso por la calle Alsina es terrorífico: entre una casa y un estudio jurídico, las paredes laterales son parte de sendas medianeras donde estaban apoyados los tanques de agua de las edificaciones, increíble que un club grande tenga ese tipo de entrada; el ingreso por unas escaleras angostas que no es tan incómoda como sí lo es a la salida ya que no alcanza a desagotar a la enorme cantidad de gente que puede contener una tribuna: la salida es semejante a un embudo ya que la gente se debe agolpar sí o sí en la escalera. Un cantito que ya es clásico. A eso se sumaba, además, el “movete, River, movete”. Una impaciencia inédita para esta etapa. En los partidos anteriores no había pasado esto: los hinchas mostrando su disconformidad por lo que veían en la cancha.
El duelo de tribunas también le hizo sentir a River el rigor de la categoría. “Soy de River/porque tengo huevos/y esta noche/a Merlo lo cogemos”, cantaban desde la visitante. Enseguida, le llegó la respuesta que es el dedo en la llaga en la que se convirtió el club de Núñez. “Vos sos de la Beeee, vos sos de la Beeee”, le gritaron los locales como respuesta devolviéndolos, de pronto, a la realidad que les toca vivir.
El fútbol es un juego democrático: la diferencia enorme que hay entre los dos clubes tuvo su igualdad en la cancha. Merlo se puso una camiseta especial, con números dorados, para este partido, un símbolo de cómo vivió el encuentro. Se llevó un empate y hasta lo pudo haber ganado si se hubiera animado. River hizo debutar una camiseta que recuerda los 110 años de historia, nada menos. Pero ni la historia ni la camiseta le alcanzó para festejar. Es notable mirar ambos planteles. La figura del partido, Leonel García, que controló el medio de Merlo, trabaja por las tardes en una ferretería. Sobre el césped, sin embargo, no tuvo problemas para atender las veces que hizo falta al Chori Domínguez, que llegó a la B después de su paso por Rusia.
Pero esta vez a River no le alcanzó con el prestigio de sus futbolistas, como ocurrió en oportunidades anteriores. Por ejemplo, en la última fecha, cuando le empató sobre la hora a Defensa y Justicia. Es cierto: esa igualdad sobre la hora ya comenzaba a ser preocupante para los hinchas. Desde ayer, con la tercera igualdad consecutiva, sin goles y jugando muy mal, todo es mayor. River fue pura intrascendencia. Ni siquiera intentó, como las últimas veces, apelar a salir desde abajo. La desconexión de sus jugadores es la clave para entender por qué ni siquiera inquietó al arco de Deportivo Merlo. Encima, sobre el final, el árbitro no cobró una falta de Agustín Alayes a Emanuel Martínez, que fue un clarísimo penal.
De la impaciencia, la tribuna de River pasó al silencio. Todo esto es un viaje desconocido. Los hinchas no hacen turismo en el tour al que los somete la B Nacional: sólo buscan el destino final, el retorno a casa. Eso explica la fiesta de los hinchas del Charro, que enloquecieron con el cero a cero final. Impensado, para ellos, poder gastar a los fanáticos de River. Pero ahí está: lo lograron. Las 20 mil personas que, del otro lado, dejaban la cancha con bronca, sentían el mazazo. Para el equipo de Almeyda son todas incertezas.

Fuente: Tiempo Argentino

Fuente: Diario Uno


Platea Norte

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Fuente: Youtube

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