River Plate - Pasión Monumental

lunes, 26 de noviembre de 2012

Deportivo Empate

Ponzio en plena lucha con Farías por la pelota.

Independiente y River protagonizaron un show de errores, y así empataron 2-2. Fredes y Galeano marcaron para los de Gallego, mientras que Bottinelli y Sánchez hicieron los del Millo. Ambos tuvieron chances de irse con el triunfo, el Rojo dejó una mejor sensación, pero se fueron con las manos vacías.

Emociones hubo, y de sobra. Y aunque cueste admitirlo, Independiente y River protagonizaron un partido rico para el espectador. Es cierto, inevitablemente lo que más se resaltó fueron los horrores defensivos de ambos, pero tanto el Rojo como el Millo pueden decir, sin mentir, que estuvieron a punto de llevarse la victoria. Finalmente, fue 2-2.
Eso sí, desde el arranque, dejaron en claro que se venía un partido movidito. En apenas tres minutos, Fredes entró tras un desborde de Ferreyra, y la mandó a guardar. River acusó el golpe, pero logró reaccionar de pelota parada, cuando Bottinelli le puso la cabeza a un centro preciso de Ponzio.
Ya en la segunda mitad, Fredes tuvo la oportunidad de repetir, como si lo estuviera viendo en un espejo, la jugada que abrió la cuenta en el primer tiempo. Pero esta vez el 10 la enganchó muy abajo, y mandó la pelota a la luna. Acto siguiente, la bocha quedó en el área del Rojo, y Carlos Sánchez agujereó la red con un bombazo.
Parecía que ése sería el golpe de nocaut para Independiente. Sin embargo, Gallego metió mano, el Rojo salió de las cuerdas, y aprovechó una pésima salida de Vega, que Galeano, ya desde el piso, terminó empujando con sus últimas fuerzas. Fuerzas que le alcanzaron para quedar mejor parado y hasta generando dos jugadas en las que el penal estuvo dando vueltas (la mano de González Pirez fue clarísima).
Como en un partido amateur, de esos que jugás con tus amigos, los dos perdieron cualquier noción del orden táctico, agarraron la lanza, y fueron a buscar el triunfo. La caprichosa se negó a ser empujada una vez más contra la red, y aunque Independiente dejó una mejor sensación, el 2-2 dejó con las manos vacías a ambos. Sabor a derrota, para dos equipos que quedaron en Rojo.

Fuente: Olé


Fuente: Olé

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Empate en cero con Argentinos

Para Almeyda, River no juega mal y apuntó contra quienes critican al equipo. (FOTO: F. Peretti | LPM)
(Jugaron el lunes 19) El 0-0 ante Argentinos produjo la primera reprobación generalizada hacia al equipo, que se fue silbado por todo el Monumental. Aunque para Almeyda, River no juega mal, sino que la críticas predisponen mal a la gente.

"Está instalado que River juega mal". La frase de Matías Almeyda en la conferencia de prensa posterior al empate con Argentinos Juniors preocupa tanto como el equipo adentro de la cancha. Es la respuesta fiel de quien pretende esconder la autocrítica, el análisis, en aparentes errores de terceros. El típico síntoma de autodefensa ante lo indefendible.
Como si "lo instalado" saltara al campo de juego, el técnico relativizó la silbatina general con la que el hincha despidió a sus dirigidos y -sin darse cuenta- destacó virtudes completamente banales del equipo: "Jugar mal es jugar a nada. River intenta, no tira centros por tirar. Tira centros al área chica", dijo, en una ramplona representación del juego.
De ideas, juego asociado, poder ofensivo o solidez defensiva, ni hablar. Después de todo, el "ganar, gustar, golear" no es más que una simple bandera, una mera expresión lúdica. El problema es lo que está instalado, lo que relatan -según el Pelado- aquellos relatores a los que hace escuchar. Aquellos que fantasean y predisponen mal a la gente.
Poco importa si los jugadores la tiran afuera, si no pueden hacer dos pases seguidos o si la culminación de los ataques resultan una consecuencia del azar, de que la pelota pegue en el travesaño o pase un centímetro más abajo.
Mucho menos importa si se ganaron solo dos partidos en condición de local, si se logró apenas el 45 por ciento de los puntos en juego o si River está obligado a conseguir  las 9 unidades que restan para al menos alcanzar el objetivo secundario de los 30 puntos.
Está instalado que River juega mal, pero en realidad es un espectáculo. Lástima que las 50.000 personas que fueron anoche al Monumental no hayan sabido apreciarlo. No importa, desde acá nos sumamos al discurso del Pelado y lo divulgamos. A ver si en una de esas al menos predisponemos bien a los jugadores...

Fuente: River Plate



Fuente: Olé

jueves, 15 de noviembre de 2012

River se cansó de desperdiciar situaciones y sólo sumó de a uno

Mora no tuvo un buen partido en Rafaela. (FOTO: Télam)
El Millonario manejó la pelota y llegó con cierta facilidad hasta el borde del área, pero a la hora de definir fue una pesadilla: entre Mora, Luna y Sánchez se perdieron más de cinco oportunidades netas de gol. Otra chance desperdiciada y el objetivo está cada vez más lejos.

River volvió a quedar en deuda. El equipo estuvo nuevamente por debajo de lo esperado y sumó otra decepción en el Torneo Inicial. Contra un equipo apremiado por el promedio, no supo aprovechar los espacios que dejaban atrás y sólo empató.
Los dirigidos por Matías Almeyda llegaron con facilidad al borde del área de Rafaela, pero de manera increíble decidieron siempre mal: tiros apresurados, innumerables centros a la cabeza de los defensores y cero paciencia.
Una vez más, el mejor de la cancha fue Leonardo Ponzio. Pero solo no puede. Necesita ayuda. Y en este River son pocos -por no decir él solo- los que se animan a llevar la pelota para adelante.
Por eso, por no tener paciencia ni ideas para doblegar a un equipo que hizo agua en el medio, el Millonario sólo empató. Desperdició otra chance de llegar al objetivo de mínima. Tiene 21 puntos y quedan 12 en juego. No hay margen para el error, River.

Fuente: River Plate


Fuente: Olé

domingo, 11 de noviembre de 2012

Con dos goles de Mora ganó River

Mora repitió dos veces este festejo contra Unión
Con goles de Rodrigo Mora, el "Millonario" le ganó a Unión 2 a 0. El "Lobo" Ledesma se fue expulsado a los 38 minutos del segundo tiempo. Unión continúa último en los promedios y en la tabla de posiciones.

River se aprovechó de Unión y le ganó 2 a 0 en el MOnumental. Rodrigo Mora anotó los dos goles. Barovero se fue lesionado y a puro llanto. El "Lobo" Ledesma se fue expulsado a 7 minutos del final.
El equipo de Almeyda fue más que Unión durante los 90 minutos de juego aunque le costó quebrar la resistencia del equipo santafesino.
El primero gol del partido llegó cuando se terminaba el primer tiempo. Mora fue quien le dio el alivio a River tras manejar el balón todo el primer tiempo y no poder dañar al rival.
En los segundos 45, River continuó manejando el baló aunque no podía estirar la diferencia. El 1 a 0 corrió peligro cuando Barovero sintió un tirón al sacar del arco y le dejó la pelota servida a Chiapello, que la tiró por arriba. El arquero salió lesionado y a puro llanto, por lo que debió ser consolado por Almeyda en reiteradas ocasiones.
El segundo gol también llegó gracias a Mora, quien mano a mano y tras una afortunada pifia, logró vencer a Perafán.
Mora, sin depender del rendimiento de sus compañero, marcó el camino de un River que se aprovechó del equipo más flojo del campeonato.



Fuente: Olé


lunes, 5 de noviembre de 2012

All Boys y River armaron un atentado contra el fútbol

El equipo de Almeyda jamás le pudo encontrar la vuelta al partido. Y el de Pepe Romero no exhibió la menor audacia. Así, con escasas llegadas a los arcos, mandaron los bostezos.
Imposible soñar con un cuento de hadas después de noventa minutos más propios de Halloween. La pelota, entonces, es una calabaza que jamás se convertirá en carroza. Vuela por las nubes de Floresta como si este domingo fuera una auténtica Noche de Brujas. No hay dulces detrás de la puerta del fútbol para esos hinchas que pagan su entrada. Mucho menos, un truco. Lo que ofrecen All Boys y River es un horror show. Pases desangelados, jugadas inconclusas, remates que se pierden detrás de las tribunas.

Un atentado al buen gusto, un juego que da susto

Un escenario servido para esos fantasmas que sacuden a Matías Almeyda y que termina de la peor manera, con Leonardo Ponzio, el capitán, echado por un árbitro que se pone a tono con el partido y dirige como un monstruo negro .
El único que no mete miedo es Germán Pezzella. Se ilumina cuando cruza con la sabiduría de un veterano y apaga el incendio de Jonathan Bottinelli. Resplandece en el momento en el que All Boys amenaza con una enciclopedia de centros. Y si la nota más alta es la del marcador central, entonces es posible entender por qué se juega tan mal. No hay un futbolista con brillo propio este domingo.
No existe ese creativo que piense un segundo y medio, que ponga la pelota contra el piso y clarifique en el medio de ese espantoso vértigo.
A veces, Ponzio se calza el traje, pero le queda corto. Y si la búsqueda parte desde la premisa del pelotazo sin ton ni son , es un verdadero milagro soñar con un gol.
Y si la cancha es chica, que las miserias no sean tan grandes. Almeyda planificó un partido pensando en ir y venir por la raya, y aprovechar la velocidad de Rodrigo Mora y Rogelio Funes Mori. Pero terminó jugando un pinball infernal, con Sánchez rápido, pero impreciso. Con Martínez osado, pese a su juventud, pero sin la calidad ni la compañía de un volante experto. Rojas no pasó nunca al ataque. Y cuando se animó, perdió. Así y todo, en el medio de ese ritmo frenético, River estuvo algo más cerca del gol que All Boys. Pero...
Rogelio recibió un pase cruzado de Sánchez y, aunque la paró con postura de crack, la hundió en la calle Miranda. Y otra vez Funes Mori encontró una asistencia, esta vez de Mora, pero definió a las manos de Nicolás Cambiasso. Y en la mejor jugada de la noche, combinaron Sánchez, Ponzio y Rojas, pero el volante mendocino es tan zurdo que su gambeta se hizo larga como una serenata que terminó desafinando en los guantes del arquero y capitán de All Boys. Y aunque estuvo a punto de ser víctima de lo que se pareció más a un goleador de segunda selección que al contundente Borghello, en una réplica furiosa casi atrapa el éxito.
Todo eso, tan sólo eso, se puede rescatar del primer tiempo. Nada más. Lo que sucedió en la segunda etapa fue absolutamente desechable, como para ni siquiera pensar en la política de reciclaje de la ciudad de Buenos Aires. Es que si no se apuesta a tocar, a formar sociedades desde otro panorama, a construir una pared, ¿qué es posible esperar?
¿Cómo podrá Mora soñar con hacer un gol y que se venga abajo el estadio si lo único que se le puede caer encima es un bochazo? Le pasó con Quilmes. Le ocurrió con All Boys. Se le hizo incómodo el partido. Y esta vez, nadie discutió su cambio. Pero, ¿para qué ingresó Daniel Villalva? ¿Para no encarar por la banda, igual que Rojas? ¿Y el Chino Luna? Jugó de espaldas al arco y no recibió una pelota clara. No obstante, ¿quién estaba capacitado para dársela?
All Boys fue cómplice de esta obra maestra del terror. Porque intentó muy poco, también por los extremos de la cancha, hasta que se vio superado por River. Y su enganche, Patricio Toranzo, no estuvo a la altura. O sí. Porque, en verdad, sintonizó perfectamente con el partido. Lo de Borghello y Matos fue un matrimonio con pronóstico de divorcio conflictivo . Ni se miraron la cara y lo que le devolvió uno a otro fue un cenicero por la cabeza. Aunque lo que más dolieron fueron los ojos. De los hinchas y de los jugadores propios. Esos que tuvieron que aguantar noventa minutos por demás horrorosos.
Fuente: Clarín

Fuente: Olé