lunes, 10 de diciembre de 2012

River despidió el 2012 con la mano de Ramón

PAGÓ CON GOL. Lanzini aprovechó la confianza que le brindó Ramón
(San Juan - Enviados especiales) En medio del calor agobiante y un partido de bajo nivel, Lanzini pagó con creces la confianza que le dio el Pelado. El juvenil abrió un encuentro difícil en Cuyo con la primera jugada de peligro que generó el Millonario. Y después, Sánchez selló el 2-0 final con un golazo para que el riojano inicie su tercera etapa en el club con un triunfo. 

No se debe obviar, aunque tampoco sobredimensionar. Los 42 grados de sensación térmica que golpearon a la provincia cuyana hicieron del estadio del Bicentenario una sucursal del infierno, pero la temperatura la sufrieron los dos equipos por igual. Sin embargo, en el primer tiempo, San Martín fue bastante más que el flamente River de Ramón.
Sin sobresalir ni avasallar, los locales hicieron méritos como para irse al entretiempo en ventaja. De hecho, estuvieron muy cerca de hacerlo, pero Barovero le tapó un mano a mano espectacular a Osorio y les aguó el festejo. En cambio, River no generó una jugada en toda la primera mitad. Salvo por Sánchez, que corrió por aquí y por allá, el equipo denotó mucho más el agobio de la temperatura.
A tal punto que recién a los 13 minutos del complemento logró gravitar sobre el arco rival. Lanzini recibió una pelota en el corazón del área, se desmarcó y fusiló al arquero Ardente, para destrabar un partido más que complicado en San Juan y empezar a delinear el camino de la victoria. Es que a partir de ahí, San Martín se cayó y River lo aprovechó: Sánchez puso el 2-0 con un zapatazo increíble y el equipo hasta se permitió ir en búsqueda de ampliar la ventaja.
Pero no lo logró y tampoco le hizo falta. Para a esa altura, River ya había encumbrado el triunfo que necesitaba para recibir a Ramón con el pie derecho, cerrar el 2012 de la mejor manera y terminar lo más cerca posible de esos benditos 30 puntos que se plantearon como objetivo secundario. Ahora, que se venga el 2013 nomás. Ramón ya está en casa.

Fuente: River Plate


Fuente: Olé


lunes, 3 de diciembre de 2012

El aura de Ramón cubrió de felicidad la tarde del Monumental


Mora festeja el gol con Funes Mori
Casi por arte de magia, la felicidad volvió al Monumental. ¿Casualidad? No, trabajo del aura de Ramón. Lo que ya era una fiesta por su llegada, se coronó con la victoria ante Lanús, que se quedó con las manos vacías. Rodrigo Mora marcó el único gol del encuentro y se convirtió en el goleador del equipo con seis conquistas. Se cerró el año en casa y fue de la mejor forma.
Es esa pasión, la simbiosis entre un nombre, un equipo y su gente la que puede despejar cualquier temporal y devolver la sonrisa en una tarde de felicidad. Luego de un primer tiempo para el olvido, River fue superior a Lanús en el complemento y se quedó con una victoria fundamental para lo que se viene.
La presencia de Ramón Díaz, que vio el partido desde el palco 44, pudo más que todo. Desde lo subjetivo (y puramente emocional) el saludo inicial tuvo su réplica en la hinchada y contagió de entusiasmo al evento en los 90 minutos -más allá de que por momentos el trámite del juego fue un bochorno-. Y en lo objetivo también estuvo el toque de distinción del nuevo entrenador. Es que, Gustavo Zapata, DT interino, puso en práctica las recomendaciones del riojano -con quien habló el sábado al mediodía-: Rojas terminó de ’3′, ahí donde lo quiere Ramón, Funes Mori fue pivote y Sánchez se cerró de derecha al centro.
En la actitud de Carlos Sánchez, los reflejos de Marcelo Barovero, la presencia de Leonardo Ponzio, el sacrificio de Rogelio Funes Mori, la agilidad de Rodrigo Mora y la prestancia de Cirigliano, Ramón tiene mucho para ilusionarse. Con las fragilidades que presenta Diego Martínez, las lagunas de Rojas y las dudas de Bottinelli (que hoy jugó un buen partido) mucho para trabajar. Y, además, pudo comenzar a ver ciertas variantes interesantes para lo que viene con la buena actuación de Affranchino y la vuelta de Abecasis.
Se fue el año de River en el Monumental y, a pesar de todo, queda una sensación de felicidad. ¿Qué es eso? La sola presencia de Ramón, del DT más ganador de la historia del club. Desde las sombras, sin haber entrenado al equipo, ya transmite su aura. Esa que pudo hacer olvidar todo lo malo que sucedió en el último semestre y que ayudó al presidente a pasar desapercibido. Tanto es así que los insultos que recibió Passarella quedaron en un segundo plano. Evidentemente, Ramón todo lo puede…

Fuente: Muy River


Fuente: Olé


sábado, 1 de diciembre de 2012

Volvió Ramón!!!!!

Después de un preámbulo de Passarella, quien aclaró que Almeyda no fue echado, sino que su salida fue de común acuerdo, Ramón Díaz expresó sus primeras palabras en lo que es el comienzo de su tercera etapa como DT en la entidad de Núñez. Agradeció el apoyo de la Comisión Directiva, pidió que no se olviden del técnico que se fue y disparó: "No volví antes por los años en los que estuvieron Aguilar e Israel". Mientras que a diferencia de los últimos dos entrenadores, ironizó: "¿Si soy un soldado de Passarella? Soy un soldado de River yo". 



La alegría en su semblante no pudo esconderse mientras miraba el horizonte en la sala de prensa donde desarrolló su primera conferencia en lo que es su tercer ciclo como director técnico de River. Ramón Díaz volvió a ‘sentir’ después de haber acordado su retorno al club de sus amores y sus primeras frases, dejaron tela para cortar. Como siempre, el riojano habló sin pelos en la lengua y disparó algunas frases que resonaron en los pasillos del Monumental. Entre las mejores, se destacó:


* “Quiero agradecer esta oportunidad, hace mucho que quería volver y es un día especial para mí y mi familia. Sé lo que significa dirigir a River y agradezco a la Comisión, que sé que votó unánimemente por mi vuelta. Vamos a dar el máximo para que este River funcione”.

* “A Almeyda lo conozco hace tiempo, fue mi jugador y ganamos muchas cosas con él. Nunca se olviden de él porque ha dado muchas cosas por River”.

* “Todos saben por qué no fue antes mi vuelta. Más precisamente por los años en los que estuvieron Aguilar e Israel. El fútbol es ingrato, me tocó irme del club ganando un campeonato. Pero son otros tiempos y River tiene que cambiar la mentalidad inmediatamente, para ser el equipo ganador que todos quieren.

* “Los tiempos pasaron pero no el club, es el mismo grande de siempre, la mejor institución del país. La importancia, la cantidad de gente. Quiero decir que la reunión fue muy cordial y rápido y en muy poco tiempo nos pusimos de acuerdo, en 5 o 10 minutos, en el proyecto, en todo. Passarella dice que me vio emocionado pero yo también lo vi feliz a él por haber traído”.
* “El objetivo es jugar bien al fútbol, porque la única manera, es jugando bien. Si no, mirá la tabla, Vélez, Lanús, Newell´s, Boca por momentos. Nunca vi un equipo que pelee o salga campeón y no juegue bien”.
* “Si yo fuera Passarella, me hubiera contratado hace mucho tiempo atrás. Le pedí un contrato por dos años, pero me dijo que me hacía por uno porque se termina su mandato. Ahí le dije que no me llevó cuando asumió porque me tendía que hacer por cuatro años”.

* “Hablamos de refuerzos y Passarella está convencido de traer jugadores importantes. Hay jugadores que ya me han llamado y que quieren venir porque me conocen, porque conocen el club. Saben que River es una vidriera importante. Hay muchos defensores lesionados, por eso buscaríamos un central y después para adelante”.

* “La gente es lo más importante que tiene el club. Tenemos en casi todo el país y en todos lados me demuestran cariño. La exigencia también será para ellos, para que nos acompañen y les den apoyo a los jugadores. Sé que el recibimiento va a ser excelente”.

* “¿Si soy un soldado de Passarella? Yo soy un soldado de River. Soy el entrenador más grande de la historia de River y eso no lo va a cambiar nadie”.

* “River tiene un gran plantel, tiene jóvenes interesantes que hay que trabajarlos. No es fácil estar en una categoría y volver a Primera División, hay muchas presiones. Pero estás en River, eso existe y vamos a tratar de trabajarlo para que se acostumbre el jugador a esa presión. Vamos a tratar de ser agresivos, de salir un poco más, me gustaría que el equipo sea protagonista. Siempre con presión, con ataque. Me gustaría jugar con enganche”.

* “Por supuesto que conmigo River no se hubiese ido al descenso. Lo sufrí como todos los hinchas, pero ya quedó en el pasado. Estamos en Primera en el club más importante del mundo, hay que defender los colores y vamos a hacer todo lo posible para que el equipo funcione como le gusta a la gente”.

* “¿La pintada de ‘Ramón o Muerte’? Me dio risa, la gente expresa el sentimiento, pero quizás la frase no fue la mejor. Que vuelva Ramón me gustaba, la otra no. No queremos violencia”.

Fuente: PlayFutbol

lunes, 26 de noviembre de 2012

Deportivo Empate

Ponzio en plena lucha con Farías por la pelota.

Independiente y River protagonizaron un show de errores, y así empataron 2-2. Fredes y Galeano marcaron para los de Gallego, mientras que Bottinelli y Sánchez hicieron los del Millo. Ambos tuvieron chances de irse con el triunfo, el Rojo dejó una mejor sensación, pero se fueron con las manos vacías.

Emociones hubo, y de sobra. Y aunque cueste admitirlo, Independiente y River protagonizaron un partido rico para el espectador. Es cierto, inevitablemente lo que más se resaltó fueron los horrores defensivos de ambos, pero tanto el Rojo como el Millo pueden decir, sin mentir, que estuvieron a punto de llevarse la victoria. Finalmente, fue 2-2.
Eso sí, desde el arranque, dejaron en claro que se venía un partido movidito. En apenas tres minutos, Fredes entró tras un desborde de Ferreyra, y la mandó a guardar. River acusó el golpe, pero logró reaccionar de pelota parada, cuando Bottinelli le puso la cabeza a un centro preciso de Ponzio.
Ya en la segunda mitad, Fredes tuvo la oportunidad de repetir, como si lo estuviera viendo en un espejo, la jugada que abrió la cuenta en el primer tiempo. Pero esta vez el 10 la enganchó muy abajo, y mandó la pelota a la luna. Acto siguiente, la bocha quedó en el área del Rojo, y Carlos Sánchez agujereó la red con un bombazo.
Parecía que ése sería el golpe de nocaut para Independiente. Sin embargo, Gallego metió mano, el Rojo salió de las cuerdas, y aprovechó una pésima salida de Vega, que Galeano, ya desde el piso, terminó empujando con sus últimas fuerzas. Fuerzas que le alcanzaron para quedar mejor parado y hasta generando dos jugadas en las que el penal estuvo dando vueltas (la mano de González Pirez fue clarísima).
Como en un partido amateur, de esos que jugás con tus amigos, los dos perdieron cualquier noción del orden táctico, agarraron la lanza, y fueron a buscar el triunfo. La caprichosa se negó a ser empujada una vez más contra la red, y aunque Independiente dejó una mejor sensación, el 2-2 dejó con las manos vacías a ambos. Sabor a derrota, para dos equipos que quedaron en Rojo.

Fuente: Olé


Fuente: Olé

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Empate en cero con Argentinos

Para Almeyda, River no juega mal y apuntó contra quienes critican al equipo. (FOTO: F. Peretti | LPM)
(Jugaron el lunes 19) El 0-0 ante Argentinos produjo la primera reprobación generalizada hacia al equipo, que se fue silbado por todo el Monumental. Aunque para Almeyda, River no juega mal, sino que la críticas predisponen mal a la gente.

"Está instalado que River juega mal". La frase de Matías Almeyda en la conferencia de prensa posterior al empate con Argentinos Juniors preocupa tanto como el equipo adentro de la cancha. Es la respuesta fiel de quien pretende esconder la autocrítica, el análisis, en aparentes errores de terceros. El típico síntoma de autodefensa ante lo indefendible.
Como si "lo instalado" saltara al campo de juego, el técnico relativizó la silbatina general con la que el hincha despidió a sus dirigidos y -sin darse cuenta- destacó virtudes completamente banales del equipo: "Jugar mal es jugar a nada. River intenta, no tira centros por tirar. Tira centros al área chica", dijo, en una ramplona representación del juego.
De ideas, juego asociado, poder ofensivo o solidez defensiva, ni hablar. Después de todo, el "ganar, gustar, golear" no es más que una simple bandera, una mera expresión lúdica. El problema es lo que está instalado, lo que relatan -según el Pelado- aquellos relatores a los que hace escuchar. Aquellos que fantasean y predisponen mal a la gente.
Poco importa si los jugadores la tiran afuera, si no pueden hacer dos pases seguidos o si la culminación de los ataques resultan una consecuencia del azar, de que la pelota pegue en el travesaño o pase un centímetro más abajo.
Mucho menos importa si se ganaron solo dos partidos en condición de local, si se logró apenas el 45 por ciento de los puntos en juego o si River está obligado a conseguir  las 9 unidades que restan para al menos alcanzar el objetivo secundario de los 30 puntos.
Está instalado que River juega mal, pero en realidad es un espectáculo. Lástima que las 50.000 personas que fueron anoche al Monumental no hayan sabido apreciarlo. No importa, desde acá nos sumamos al discurso del Pelado y lo divulgamos. A ver si en una de esas al menos predisponemos bien a los jugadores...

Fuente: River Plate



Fuente: Olé

jueves, 15 de noviembre de 2012

River se cansó de desperdiciar situaciones y sólo sumó de a uno

Mora no tuvo un buen partido en Rafaela. (FOTO: Télam)
El Millonario manejó la pelota y llegó con cierta facilidad hasta el borde del área, pero a la hora de definir fue una pesadilla: entre Mora, Luna y Sánchez se perdieron más de cinco oportunidades netas de gol. Otra chance desperdiciada y el objetivo está cada vez más lejos.

River volvió a quedar en deuda. El equipo estuvo nuevamente por debajo de lo esperado y sumó otra decepción en el Torneo Inicial. Contra un equipo apremiado por el promedio, no supo aprovechar los espacios que dejaban atrás y sólo empató.
Los dirigidos por Matías Almeyda llegaron con facilidad al borde del área de Rafaela, pero de manera increíble decidieron siempre mal: tiros apresurados, innumerables centros a la cabeza de los defensores y cero paciencia.
Una vez más, el mejor de la cancha fue Leonardo Ponzio. Pero solo no puede. Necesita ayuda. Y en este River son pocos -por no decir él solo- los que se animan a llevar la pelota para adelante.
Por eso, por no tener paciencia ni ideas para doblegar a un equipo que hizo agua en el medio, el Millonario sólo empató. Desperdició otra chance de llegar al objetivo de mínima. Tiene 21 puntos y quedan 12 en juego. No hay margen para el error, River.

Fuente: River Plate


Fuente: Olé

domingo, 11 de noviembre de 2012

Con dos goles de Mora ganó River

Mora repitió dos veces este festejo contra Unión
Con goles de Rodrigo Mora, el "Millonario" le ganó a Unión 2 a 0. El "Lobo" Ledesma se fue expulsado a los 38 minutos del segundo tiempo. Unión continúa último en los promedios y en la tabla de posiciones.

River se aprovechó de Unión y le ganó 2 a 0 en el MOnumental. Rodrigo Mora anotó los dos goles. Barovero se fue lesionado y a puro llanto. El "Lobo" Ledesma se fue expulsado a 7 minutos del final.
El equipo de Almeyda fue más que Unión durante los 90 minutos de juego aunque le costó quebrar la resistencia del equipo santafesino.
El primero gol del partido llegó cuando se terminaba el primer tiempo. Mora fue quien le dio el alivio a River tras manejar el balón todo el primer tiempo y no poder dañar al rival.
En los segundos 45, River continuó manejando el baló aunque no podía estirar la diferencia. El 1 a 0 corrió peligro cuando Barovero sintió un tirón al sacar del arco y le dejó la pelota servida a Chiapello, que la tiró por arriba. El arquero salió lesionado y a puro llanto, por lo que debió ser consolado por Almeyda en reiteradas ocasiones.
El segundo gol también llegó gracias a Mora, quien mano a mano y tras una afortunada pifia, logró vencer a Perafán.
Mora, sin depender del rendimiento de sus compañero, marcó el camino de un River que se aprovechó del equipo más flojo del campeonato.



Fuente: Olé


lunes, 5 de noviembre de 2012

All Boys y River armaron un atentado contra el fútbol

El equipo de Almeyda jamás le pudo encontrar la vuelta al partido. Y el de Pepe Romero no exhibió la menor audacia. Así, con escasas llegadas a los arcos, mandaron los bostezos.
Imposible soñar con un cuento de hadas después de noventa minutos más propios de Halloween. La pelota, entonces, es una calabaza que jamás se convertirá en carroza. Vuela por las nubes de Floresta como si este domingo fuera una auténtica Noche de Brujas. No hay dulces detrás de la puerta del fútbol para esos hinchas que pagan su entrada. Mucho menos, un truco. Lo que ofrecen All Boys y River es un horror show. Pases desangelados, jugadas inconclusas, remates que se pierden detrás de las tribunas.

Un atentado al buen gusto, un juego que da susto

Un escenario servido para esos fantasmas que sacuden a Matías Almeyda y que termina de la peor manera, con Leonardo Ponzio, el capitán, echado por un árbitro que se pone a tono con el partido y dirige como un monstruo negro .
El único que no mete miedo es Germán Pezzella. Se ilumina cuando cruza con la sabiduría de un veterano y apaga el incendio de Jonathan Bottinelli. Resplandece en el momento en el que All Boys amenaza con una enciclopedia de centros. Y si la nota más alta es la del marcador central, entonces es posible entender por qué se juega tan mal. No hay un futbolista con brillo propio este domingo.
No existe ese creativo que piense un segundo y medio, que ponga la pelota contra el piso y clarifique en el medio de ese espantoso vértigo.
A veces, Ponzio se calza el traje, pero le queda corto. Y si la búsqueda parte desde la premisa del pelotazo sin ton ni son , es un verdadero milagro soñar con un gol.
Y si la cancha es chica, que las miserias no sean tan grandes. Almeyda planificó un partido pensando en ir y venir por la raya, y aprovechar la velocidad de Rodrigo Mora y Rogelio Funes Mori. Pero terminó jugando un pinball infernal, con Sánchez rápido, pero impreciso. Con Martínez osado, pese a su juventud, pero sin la calidad ni la compañía de un volante experto. Rojas no pasó nunca al ataque. Y cuando se animó, perdió. Así y todo, en el medio de ese ritmo frenético, River estuvo algo más cerca del gol que All Boys. Pero...
Rogelio recibió un pase cruzado de Sánchez y, aunque la paró con postura de crack, la hundió en la calle Miranda. Y otra vez Funes Mori encontró una asistencia, esta vez de Mora, pero definió a las manos de Nicolás Cambiasso. Y en la mejor jugada de la noche, combinaron Sánchez, Ponzio y Rojas, pero el volante mendocino es tan zurdo que su gambeta se hizo larga como una serenata que terminó desafinando en los guantes del arquero y capitán de All Boys. Y aunque estuvo a punto de ser víctima de lo que se pareció más a un goleador de segunda selección que al contundente Borghello, en una réplica furiosa casi atrapa el éxito.
Todo eso, tan sólo eso, se puede rescatar del primer tiempo. Nada más. Lo que sucedió en la segunda etapa fue absolutamente desechable, como para ni siquiera pensar en la política de reciclaje de la ciudad de Buenos Aires. Es que si no se apuesta a tocar, a formar sociedades desde otro panorama, a construir una pared, ¿qué es posible esperar?
¿Cómo podrá Mora soñar con hacer un gol y que se venga abajo el estadio si lo único que se le puede caer encima es un bochazo? Le pasó con Quilmes. Le ocurrió con All Boys. Se le hizo incómodo el partido. Y esta vez, nadie discutió su cambio. Pero, ¿para qué ingresó Daniel Villalva? ¿Para no encarar por la banda, igual que Rojas? ¿Y el Chino Luna? Jugó de espaldas al arco y no recibió una pelota clara. No obstante, ¿quién estaba capacitado para dársela?
All Boys fue cómplice de esta obra maestra del terror. Porque intentó muy poco, también por los extremos de la cancha, hasta que se vio superado por River. Y su enganche, Patricio Toranzo, no estuvo a la altura. O sí. Porque, en verdad, sintonizó perfectamente con el partido. Lo de Borghello y Matos fue un matrimonio con pronóstico de divorcio conflictivo . Ni se miraron la cara y lo que le devolvió uno a otro fue un cenicero por la cabeza. Aunque lo que más dolieron fueron los ojos. De los hinchas y de los jugadores propios. Esos que tuvieron que aguantar noventa minutos por demás horrorosos.
Fuente: Clarín

Fuente: Olé

martes, 30 de octubre de 2012

Otra chanchada se escapó del manicomio

Un empate a lo “chancho”. Un absurdo. Todo venía demasiado dulce, demasiado. Porque era lo que correspondía. Todo estaba bajo control. Tanto que todavía veo a Bottinelli pidiendo calma y concentración, en vez de correr a abrazarse con el uruguayo en el 2-0. Un instante, que es el punto de inflexión del partido. Y ahora que repaso una y mil veces mi propia película, veo nuevas señales.

A mi novia que se le sale la bandera del mástil y vuela con el globo que tenía atado. Me tironea. No le doy bola. Se le va, se escapa. Antes me quiere confesar algo. Le digo, no. Ahora, no. Dejá todo como está. No quiero sorpresas. Yo que la ignoro y veo como la gente de Boca se empieza a ir –tal su costumbre-. Me burlo.
¿No, otra vez se van antes? Los señalo con el dedo. Los quiero poner en evidencia. Se iban. Del otro lado de la reja ocurre el salvajismo. Y cuando vuelvo la vista a la cancha, desde mi posición, veo a González Pirez apurado por el livianito Acosta que arranca en off-side... “El carnicero” busca jugar y el ex-Lanús le tira el cuerpo encima. Lunati se recibe de campeón del chamuyo. Usó la lengua más que las tarjetas. Ninguna posición, penal. Y frena que la goleada que parecía venir. Ese pésimo árbitro le da vida al muerto. Silva y gol. Y los que se iban vuelven...
Y a River, que padece el síndrome de no saber cuidar la pelota, no le quedó otra que ir a buscar. Y va por más. Como “Maravilla”, ante Chávez, lo bailó y se quiere levantar. El triunfo está ahí. El golpe no parece sentirlo. Va por más. Faltan 20, mucho tiempo para querer aguantar. El reloj avanza. Y Mora que pierde otro mano a mano, y antes mete un desborde, pero David se pasa. Y después otra contra que Sánchez la cruza apenas larga. Es más River.
Van 43 minutos y súbitamente, el aliento decae. Las miradas de todos apuntan más al reloj que a otra cosa. Sin que nada nos inquiete demasiado, más que aquello de siempre, como contra Newell´s por citar un caso.
Mi garganta esta muda ya. Levantó los brazos pidiendo que empiece el revoleo de remeras para aguantar ese cacho más. Y nadie mira el partido, toda la atención puesta en el final, nadie se anima a festejar.
Ahora sí quizás da para hacer correr la bola. David no quiere más, y Mora tampoco. Sale el “mejor jugador de la cancha”, pero aún así, no si el empate viene por el cambio mal hecho.
Hay otra realidad. Ese puto inconsciente nos toma de nuevo por asalto. Aquellos puntos dejados sobre el final tantas veces. Se instala lo siniestro del futbol. Lo inimaginado, lo pensado e inmanejable. Eso de anticipar, que Pezzella hizo como un mariscal toda la tarde, en la última bola no salió. Y Silva, que la quiso bajar, y de “orto” le sale un pase. Como si los dioses manejaran los piolines de esta representación de la vida que es el fútbol.
Erviti que consuma “esa chanchada” del final. Todo parece estar escrito. El final, siempre el final abierto. Y el “chancho” disfrazado de diablo vuelve a meter la cola.
FIESTA. River preparó un marco espectacular antes y durante el partido. (FOTO: F. Peretti)
Se vuelve a reeditar lo efímero de la gloria y la derrota. Parece que Ibsen, Chejov, Pirandello hubieran armado ese guión de este final de manicomio. Una escenografía que nos dejó impávidos. Muertos en vida. Se hablará de por qué no salió Barovero, criminalizarán a Trezeguet, hasta el resbalón de Bottinelli será puesto en duda.
La calentura no tiene fin. Ya es tarde para acordarse de los dos cruzados rotos de Ramiro Funes Mori, de Aguirre, de la “pasividad” de Lunati que dejó a Schiavi y Somoza, agarrar y empujar hasta el hartazgo. Poco va a quedar de la obligación de barajar y dar de nuevo a los 10 minutos de Almeyda. De la autoridad con que jugó River, de la calidad en la nueva avivada de Ponzio, del impecable Pezzella, del gol de Mora a lo Messi. Y de la artesanal fiesta que montó la gente. Borrando hasta el minuto y medio del final a los 8000 Xeneizes -¿cómo entraron?- a la categoría de hinchada chica. Todo demasiado dulce, embriagador, como para que sea realidad.
Ya está, volvió a suceder lo que todos pensamos que no podía pasar. Hasta el propio Almeyda. No hay explicación. El futbol no es amigo de la lógica. La tarde voló, como el globo y mi voz. Lo sé. No estoy para autocríticas. Hoy no.
A medianoche, Retiro despide una correntina riverplatense de ley que dejó un testimonio de su padre en el Monumental. Era su confesión. Tampoco alcanzó. Ni la inocencia de mis hijos, protagonistas de la hinchada más grande del mundo.
"¿Qué festejan?" me preguntan con inocencia y candidez. Para mí todo es absurdo, nada me consuela. Mucho menos esta injusta paparruchada de equipo chico. Festejan empates invocando una “paternidad que sólo pudo haberse escapado de un manicomio”. ¡Te quiero River! Punto. Nada más.

Fuente: LPM


Fuente: Olé


lunes, 22 de octubre de 2012

Por culpa de Bottinelli perdió River

La imagen lo dice todo, pelotas divididas y mucha lucha
River Plate, que venía de conseguir dos goleadas ante Arsenal y Godoy Cruz, perdió por 1 a 0, como visitante, ante Quilmes, que pelea el descenso y se alejó de la punta del torneo, que lidera Newell's.
El único gol del match, que fue arbitrado por Silvio Trucco y comenzó 15 minutos más tarde por el retraso de ambos planteles por un atasco en el tránsito en la llegada al estadio Centenario, lo señaló el uruguayo Martín Cauteruccio, a los 14 minutos del segundo tiempo.
Con esta victoria, el conjunto de Omar De Felippe salió de la zona de descenso y relegó al Independiente de Américo Gallego.
El resultado del partido se ajustó a lo que ofreció cada uno en el cotejo: Quilmes, que ganó por un error en defensa de River, dispuso de pocas situaciones, pero todas peligrosas en el arco defendido por Marcelo Barovero.
Por su parte, el conjunto de Núñez, que sufrió la baja del volante Martín Aguirre por un estado gripal y motivó la inclusión de Manuel Lanzini en el equipo titular a último momento, nunca encontró un camino claro para adelantarse en el marcador.
En la primera etapa, Quilmes atacó por el sector izquierdo del equipo de Matías Almeyda a través de Cauteruccio, quien supo desbordar a Carlos Sánchez y Leandro González Pírez, y a su vez ejecutó centros que complicaron a la defensa del visitante.
A los 7, River contestó con Carlos Luna, quien no supo capitalizar una equivocación de Cristian Lema que en su intento de despejar el balón se la otorgó al ex delantero de Tigre, el cual ensayó un remate cruzado que contuvo Emanuel Trípodi.
La situación más clara para Quilmes se produjo a los 16 minutos cuando en una contra, con River volcado en ataque luego de la ejecución de un córner, Barovero tapó un mano a mano a la altura del punto penal a Cauteruccio.
Una vez superados los 30 minutos, River solo creó peligro a través de remates de media distancia con Ezequiel Cirigliano y Leonardo Ponzio, porque no podía entrar por las bandas ante la resistencia de la defensa local que provocó el retraso del delantero Rodrigo Mora, quien no encontraba espacios.
Sobre el final del primer tiempo, el defensor Joel Carli no le dio buena dirección a un remate de cabeza, luego de un tiro libre efectuado por Mansilla desde el sector izquierdo, y estuvo a las puertas de abrir el marcador.
En la segunda etapa, a los 14m, Quilmes dio el golpe que buscaba tras un error del defensor riverplatense Jonathan Bottinelli, quien, próximo al área chica y sin marcas, quiso despejar el balón y provocó un pase para Cauteruccio.
El atacante uruguayo tomó control de la pelota, ingresó al área y su remate cruzado con pie derecho tuvo destino de red ante la impotencia de Barovero y la queja de Bottinelli para sí mismo por la fallida acción que derivó en gol de Quilmes.
River intentó reponerse y a pesar de que Quilmes se retrasó unos metros y le cedió la tenencia de la pelota, no supo quebrar la firmeza del local en la línea defensiva.
El equipo de Almeyda, en el que el juvenil Lanzini no fue el conductor que necesitaba, se mostró impreciso con el balón y solo generó peligro en un córner ejecutado por el ingresado Ariel Rojas que conectó de cabeza Bottinelli. Su disparo salió a centímetros del palo derecho de Trípodi que solo atinó a observar la jugada.
Por su parte, Quilmes pudo haber señalado su segunda conquista a los 31 en una acción que Fernando Telechea, en otra contra, encaró en soledad ante Barovero, al que terminó chocando: el local reclamó penal, pero Silvio Trucco no lo cobró.
River, que suma 15 unidades en el torneo y había anotado 9 goles en los últimos dos encuentros, ofreció una discreta actuación que lo dejó preocupado de cara al Superclásico del domingo ante Boca Juniors en el estadio Monumental.

Fuente: Telam



lunes, 8 de octubre de 2012

River goleó a Godoy Cruz en un Monumental de fiesta

Martín Aguirre anota el primer gol del partido
El Millonario rompió la racha de diez partidos sin ganar como local ante los mendocinos, volvió a convertir en cantidad y mejoró notablemente su imagen. La multitud cantó por el clásico, que se jugará en dos fechas.

River Plate golpeó este domingo muy temprano por dos veces, ganó confianza, terminó sometiendo a Godoy Cruz con un rotundo 5-0 en el Monumental y consiguió así su segunda goleada consecutiva sin tantos en contra, la que sirvió para afirmar su reacción en el Torneo Inicial.
El equipo de Matías Almeyda fue solvente en su gestión defensiva, seguro en la contención, rápido en la salida del medio juego y contundente en ataque ante un Godoy Cruz que se insinuó bien al principio, pero se derrumbó ante las primeras contrariedades.
Dentro de un conjunto que no tuvo puntos débiles, la agresividad del uruguayo Carlos Sánchez en el carril derecho, la astucia de su compatriota Rodrigo Mora en los últimos metros de cancha y la autoridad de Leonardo Ponzio en la mitad del campo, antes de ser reemplazado por una lesión, constituyeron los puntos destacados del vencedor.
Godoy Cruz había comenzado el cotejo con control de la pelota, buena circulación y dos oportunidades claras.
A las 3 minutos hubo un remate de Mauro Obolo que se desvió en Jonatahn Bottinelli y dio en el travesaño; a los 7, una llegada de Emanuel Insúa por izquierda con toque al medio posibilitó que Alexis Castro conectara de volea con zurda, pero el gol mendocino no se concretó.
En cambio, en la primera oportunidad que tuvo, a los 8 minutos, el local se puso el 1-0 en una acción en la que Mora desbordó por derecha y cruzó la pelota paralela para que definiera Martín Aguirre.
Tres minutos más tarde, Ponzio ejecutó un tiro libre desde la izquierda y, cuando se esperaba un centro, la pelota se cerró, sorprendió a Nelson Ibáñez y estableció el 2-0.
Desde entonces y hasta el final de la etapa, River controló el partido aun teniendo menos la pelota y Godoy Cruz, aunque jugó muy adelantado en la cancha, no encontró profundidad.
River estuvo cerca del tercero a los 12 con un remate del franco argentino David Trezeguet e Ibáñez controló en dos tiempos; a los 36 con otro disparo de Trezeguet cerca del ángulo superior derecho; a los 39 con un zurdazo de Mora recto a la posición del arquero y, a los 44, con un tiro libre de Mora que pasó muy cerca del travesaño.
Godoy Cruz sólo volvió a llegar en tiempo agregado con un remate de Obolo desde cerca que dio en el travesaño.
En el comienzo del segundo período, River se paró de contraataque y Godoy Cruz siguió sin hallar la fórmula para comprometer a Marcelo Barovero.
A los 16 minutos Sánchez corrió por la derecha con la defensa muy abierta, llegó hasta el área y venció a Ibáñez con un disparo bajo.
Dos minutos después, Mora se valió de una falla del guardavalla, quien perdió el balón, para poner el 4-0.
Para el tramo final del juego quedaba el mejor gol de la noche en otro contraataque que manejó Rogelio Funes Mori, con descarga hacia la derecha para la aparición de Sánchez, quien observó el adelantamiento de Ibáñez y lo superó con un impecable remate por encima de su posición.
En definitiva, Godoy Cruz fue demasiado frontal y River supo aprovechar las ventajas que le otorgaron para darle forma a una goleada revitalizadora.

Fuente: InfoNews


Fuente: Olé

domingo, 30 de septiembre de 2012

Ganó, poco gustó y goleó River

Ponzio saca el derechazo para abrir el camino
Goleó 4 a 0 a Arsenal en Sarandí con tantos de Ponzio, Luna y un doblete de Funes Mori. Consumó la victoria en el complemento, lució contundente en los últimos metros y consiguió una victoria que lo anima a cambiar el rumbo. Almeyda le agradeció a sus jugadores.

River Plate, que sumaba cinco partidos sin ganar y en zona de descenso, humilló a Arsenal de Sarandí por 4 a 0. Leonardo Ponzio, Carlos Luna y Rogelio Funes Mori (2) marcaron los goles.
Los goles del conjunto de Núñez fueron señalados por el volante Leonardo Ponzio (PT 40min.), el delantero Carlos Luna (ST 25min.) y el atacante Rogelio Funes Mori (ST 36 y 45min.).
En tanto, el árbitro Néstor Pitana expulsó con roja directa al volante colombiano de Arsenal Carlos Carbonero por una fuerte infracción al defensor Leandro González Pirez, a los 30 minutos del segundo tiempo.
La victoria resultó holgada y justificada para River por lo que produjo en el segundo tiempo, cuando, ya en ventaja, fue por más ante un Arsenal disminuido y que venía de tres caídas seguidas.
En el comienzo del match, el conjunto local intentó ser protagonista con la búsqueda de Pablo Lugüercio y un remate de Carbonero en el área, a los 6 minutos, que pasó cerca del segundo palo de Marcelo Barovero.
A los 10, River llegó por primera vez con peligro al campo rival con un centro de Carlos Sánchez desde el sector derecho que conectó de cabeza el uruguayo Rodrigo Mora. El remate pegó en el travesaño y en el rebote el propio delantero, en el punto penal, ensayó una media chilena que contuvo Cristian Campestrini.
Desde entonces, el partido se hizo parejo, con pocas llegadas de riesgo porque ninguno de los dos pudo generar juego por las bandas, ante una buena labor defensiva de ambos.
En River se erigió como figura el volante y capitán, Leonardo Ponzio, quien recuperó balones en el medio y se mostró como generador de juego ante la falta de un enganche por la utilización del sistema 4-4-2.
Cuando el equipo de Almeyda logró el gol, a los 40 minutos, cuatro minutos después de una falta en el área a Luna que Pitana no cobró, resultó un acto de justicia que Ponzio fuese el autor del mismo por su despliegue en la cancha.
El ex Newell`s Old Boys, quien abrazó a Almeyda luego de su conquista, capturó un balón en el mediocampo, luego de un pase fallido de Gonzalo Espinoza, y encaró al área. A 25 metros del arco sacó un remate potente que ingresó en el ángulo inferior derecho, más allá de la reacción de Campestrini.
En el segundo tiempo, un Arsenal sin fútbol y carente de espíritu y rebeldía no le generó situaciones a un River que creció futbolísticamente, propiciado también por los ingresos de Facundo Affranchino y Manuel Lanzini que le aportaron rapidez a los avances.
Además, las intervenciones de Mora, otra de las figuras y quien fue asistido en dos ocasiones por Martín Aguirre, le dieron mayor poder ofensivo. Campestrini y el defensor Diego Braghieri (salvó sobre la línea) le impidieron el grito al ex Peñarol de Uruguay.
A los 25 llegó el gol de Luna, tras una contra iniciada por Affranchino que derivó en una buena jugada colectiva entre el ex Tigre y Mora. El `Chino` definió a un toque ante la salida del arquero y la pasividad defensiva del equipo de Gustavo Alfaro.
A los 30, Pitana expulsó a Carbonero y Arsenal quedó aún más expuesto. River supo aprovecharlo con la aparición de Rogelio Funes Mori por Luna, quien facturó por duplicado, y se integró sin problemas al circuito de ataque.
River logró una victoria que le trae tranquilidad luego de la caída ante Racing en el Monumental, los incidentes en el hall del club y los pedidos de renuncia para Matías Almeyda.
De esta manera, obtuvo su tercera victoria en el campeonato (todas de visitante: 2-0 vs. Estudiantes y 3-2 vs. Tigre), suma 12 puntos en el certamen, mejoró su posición en la tabla de promedios y salió de la zona de descenso.

Fuente: InfoNews


Fuente: Olé


lunes, 24 de septiembre de 2012

Racing, con poco, puso a River en el abismo

Cahais ya cruzó el cabezazo que le daría el triunfo a Racing

La cíclica tendencia de River a empantanarse en una crisis le allanó el camino a Racing para alcanzar una victoria que no estaba entre las prioridades en su hoja de ruta. El resultado podrá servir para pintar ambientes y describir estados de ánimo de uno y otro, pero no legitima ninguna mejoría futbolística de Racing ni lo muestra a River mucho peor de lo que venía siendo. Hubo un ganador, pero el clásico bien podría haber sido un 0 a 0 por las carencias de juego e ideas que ambos compartieron. En síntesis, el cálculo especulativo de Racing hizo negocio en medio de la incertidumbre y la desorientación que tanto condicionan a River.
Fueron dos grandes con un fútbol pequeño, insignificante, de pobre propuesta. De muchas limitaciones del lado de River y de planificada mezquindad por parte de Racing. El e1quipo de Almeyda perdió uno de esos partidos que se le veían en la B Nacional: en un momento en el que se envalentona, en el que aumenta las revoluciones para arrinconar al rival, echa todo por la borda con un descuido defensivo. Y después no se recupera más, porque a la falta de un plan de juego le agrega el decaimiento en la confianza, la endeble personalidad para resolver circunstancias adversas.
En el discurso que se le conoció a Zubeldía desde que llegó a Racing nunca prometió triunfos con planteos como el de ayer. Algunos resultados negativos y la sensación de sentirse muy observado por el escaso rendimiento que le estaba sacando al plantel llevaron al técnico de la Academia a adoptar medidas proteccionistas. Hizo suya aquella máxima del fútbol que dice que hasta los equipos que renuncian a atacar tienen una oportunidad de gol en todo partido. La Academia parecía agotar esa cuota con un mano a mano que Barovero le tapó al electrizante Vietto. En realidad, esa ocasión aislada hizo temblar a River y le frenó el envión que había puesto en marcha con los ingresos de Mora y Lanzini. Enseguida, la defensa local perdió las marcas en el tiro libre de Villar que conectó Cahais. Racing, que había cerrado el espacio aéreo en su área al agrupar a tres centrales (Ortiz, Migliónico y Cahais), conquistaba el de enfrente con apenas un par de ocasiones.
River sigue instalado en la inmadurez y la indefinición como equipo. Siempre está empezando de vuelta. Lo grave y preocupante es que lleva demasiado tiempo en esa dinámica nociva. Gira la rueda de los jugadores y los titulares de un día son los descartables de la semana siguiente.
La confusión se extiende a los planteos. Cuando Almeyda decidió prescindir del Chori Domínguez y de Cavenaghi fue para armar un equipo en función de Trezeguet, que se muere de aburrimiento esperando que le llegue una pelota decente. Es lógico que eso ocurra cuando se diagrama un medio campo sin un pasador, sin un volante capaz de ver el hueco, de limpiar terreno con una asistencia. Entonces ocurre lo de siempre: Trezeguet baja para construir a un toque un avance que nunca le devolverán en situación favorable dentro del área. Con la vuelta al 4-4-2, Almeyda eligió de arranque intérpretes para llegar por empuje, de arrebato, pescando pelotas sueltas o de segunda jugada. De elaboración y movimientos asociados, poco y nada.
Las malas noticias llegaron rápido para River con la grave lesión de Maidana, cuya salida volvió a exponer a Almeyda en su dudoso criterio a la hora de confeccionar el banco: no tenía ningún defensor, circunstancia que emparchó con el retroceso de Sánchez y quedó disimulada por lo poco que atacaba Racing.
Zubeldía intervino en la alineación y mandó varios mensajes. A Camoranesi, refuerzo que llegó para hacer de patrón en el medio, lo sentó entre los suplentes. Lo reemplazó con el batallador Zuculini para tapar la salida con la pelota de Ponzio. A Villar lo retrasó por la izquierda hasta convertirlo en un lateral que le dio forma a una defensa de cinco hombres. Racing nunca tuvo menos de ocho futbolistas detrás de la pelota, siempre en campo propio. De los esporádicos intentos ofensivos debían encargarse los explosivos juveniles Centurión y Vietto, a quienes Sand no podía seguir en su lentitud.
La entrada de Lanzini supuso la cuota de creatividad que tanto necesitaba River. Mora también se sumó con esa gambeta no exenta de potencia. Una definición de Trezeguet salió cerca. Era el momento de River, pero Racing lo dejó venir y lo fulminó en un par de aproximaciones. Bien parada atrás, la Academia se asomó apenas y vio la victoria donde River se abrió a su abismo.
Fuente: La Nación


Fuente: Olé

domingo, 16 de septiembre de 2012

Un nuevo mamarracho de River

Funes Mori remata ante un rival

La diferencia estuvo en la jerarquía de los protagonistas. Porque fue el choque entre un equipo consolidado que sabe a qué juega y otro que está buscando su identidad. Por eso Vélez, de local, le ganó anoche a River por 2 a 0 y se mantuvo en la pelea por el título.

Lucas Pratto, a los 19’, e Iván Bella, a los 63’, anotaron los goles del velezano.

Ambos finalizaron con diez jugadores por la expulsión de Ramiro Funes Mori (River) y Emiliano Papa (Vélez) en el complemento.

Desde el comienzo Vélez se impuso en el mediocampo debido al buen trabajo de Iván Bella, Lucas Romero y Alejandro Cabral en la recuperación de la pelota, que Federico Insúa le daba buen destino para explotar la peligrosidad de Pratto y Facundo Ferreyra.

El local metió presión cerca del arco de Marcelo Barovero y Pratto fue una pesadilla para el fondo millonario. Y a los 19’ abrió el marcador tras recoger un rebote y fusilar al arquero Marcelo Barovero.

River era un equipo en ataque con la peligrosidad de los tres delanteros que puso Matías Almeyda, y otro en defensa con las flojas tareas de Luciano Abecasis, Jonatan Maidana, Jonathan Bottinelli y Ramiro Funes Mori. Encima, el su mediocampo fue superado con total claridad por Vélez.

La nueva “era” declarada por Almeyda con tres delanteros fue borrada por el local debido a que River siempre estuvo descompensado y extrañó el equilibrio que le da el suspendido Leonardo Ponzio.

El complemento fue otra muestra más de la superioridad del local, que continuó llegando.

River apostó a jugar con tres en el fondo con el ingreso de Facundo Affranchino por Abecasis, pero sólo pateó al arco por los 58’ con Trezeguet, que le pegó desviado.

A los 63’, Vélez estiró con justicia la diferencia: Bella fue el encargado de cerrar una gran jugada con un toque suave al gol.

El equipo de Ricardo Gareca siguió manejando el partido a su antojo y parecía que se venía una goleada histórica al ser expulsado Ramiro Funes Mori por doble amonestación.

Pero Vélez se frenó en su ímpetu porque Papa vio la roja también por dos amarillas y parte de la hinchada de River se trepó al alambrado e hizo suspender el encuentro por siete minutos.

Ahí apareció el mejor momento de River. Aunque Vélez no hizo más goles porque perdió intensidad y no por la defensa millonaria, que siguió dando ventajas.

Fuente: La Capital


Fuente: Olé


miércoles, 12 de septiembre de 2012

Otro empate, esta vez ante Newell's...

La bronca de Trezeguet es la de todo River tras el inesperado 3-3
(Jugado el domingo 09/09/12)
River estuvo cerca este domingo de ganar un partido cambiante y lleno de emociones, pero Newell’s reaccionó y alcanzó un valioso 3-3 en el Monumental.

Pablo Pérez fue el primero en convertir para Newell’s, pero River lo dio vuelta rápido y se fue ganando al descanso por tantos de David Trezeguet y el uruguayo Rodrigo Mora, quien tuvo un destacado rendimiento en su primer cotejo como titular en el Millonario.

Cuando en la segunda parte y en el mejor momento del conjunto local Rogelio Funes Mori estampó el 3-1 pareció que la jornada hasta podía concluir en una goleada, pero el mediocampista uruguayo Carlos Sánchez cometió un error importante tocando la pelota con la mano e Ignacio Scocco ejecutó con eficacia el consiguiente penal para descontar.

Casi sín darle descanso al reloj, a los 27 minutos, el mismo Scocco estableció el 3-3 definitivo con un gran remate.

Así el equipo de Matías Almeyda quedó a cuatro unidades de la cima y Newell’s como único escolta a sólo un punto de Boca, el líder del Torneo Inicial.

El DT riverplatense tuvo que realizar un cambio forzado a los 36 minutos del primer tiempo ya que el marcador lateral Gabriel Mercado sufrió la rotura del ligamento lateral interno de la rodilla derecha, por lo que se perderá el resto del Torneo Inicial.

Newell’s tuvo un buen comienzo aprovechando las dudas que le brindó River en el mediocampo y en la última línea, ya que entre Jonathan Maidana y el debutante Jonathan Bottinelli no estuvieron finos al principio, aunque luego se fueron asentando.

En el cuarto de hora inicial Newell’s pudo abrir el marcador ya a los 40 segundos cuando Pérez cedió a la izquierda para Víctor Figueroa y el ex Chacarita, atorado por su marcador y por Marcelo Barovero, no supo definir.

El conjunto rosarino siguió en su posicíón ofensiva y a los 11 encontró la ventaja porque Scocco, por la izquierda, enganchó hacia adentro y remató cruzado forzando una espectacular reacción de Barovero, pero casi en la línea de sentencia llegó Pérez para empujar la pelota al gol.

River sintió el golpe y poco a poco mejoró en su juego. Leonardo Ponzio comenzó a ser gravitante en la mitad de la cancha y desde allí surgieron los avances que le permitieron a River llegar a la igualdad.

A los 19, Ponzio abrió a la izquierda para Ariel Rojas y el zurdo, con un centro certero, habilitó a Mora, quien peinó hacia el segundo palo para permitir que Trezeguet de volea pusiera la paridad y marcara su primer gol en Primera en la Argentina.

Tres minutos después, a la salida de un tiro libre Mora recibió sobre la izquierda, pisó el balón y giró como para hacer un centro, pero lo vio a Nahuel Guzmán adelantado y desde una posición de número ocho tiró de zurda para marcar el 2-1. Golazo.

Con la ventaja en su favor, River dominó las acciones y pudo haber ampliado la diferencia en varias ocasiones. Rogelio Funes Mori, a los 27, remató desde fuera del área y atajó Guzmán. Diez minutos después Maidana cabeceó apenas desviado, y al rato Ponzio con un disparo desde fuera del área exigió al arquero visitante.

En el comienzo del segundo período River se mostró decidido a buscar una mayor diferencia en el tanteador, presionó a Newell’s en su campo y dispuso de situaciones para hacerlo.

A los 9, Rogelio Funes Mori amagó un disparo al arco y jugó por abajo para Mora, quien tardó en definir mano a mano y permitió que entre el arquero y un defensor le robaran la pelota. Cinco minutos más tarde, el uruguayo picó el balón desde fuera del área por la derecha sin ángulo ideal, pero igual el margen de error en la dirección fue mínimo.

De tanto insistir River encontró la recompensa merecida a los 21. Mora ingresó al área por la izquierda, hizo la pausa, jugó hacia atrás para Rogelio Funes Mori y el joven artillero convirtió.

Cuando parecía que los de la banda tenían todo controlado, llegó el penal infantil del uruguayo Sánchez, quien bajó con su brazo izquierdo la pelota. Scocco se hizo cargo del penal y remató arriba y a la derecha de Barovero para obtener el descuento.

Enseguida, Newell’s causó otro impacto porque Martín Tonso le ganó la espalda a Sánchez y envió un centro que Pérez bajó de cabeza para la volea de Scocco que signifió el 3-3.

Desde entonces el local ya no logró vulnerar la resistencia de La Lepra, que incluso tuvo alguna posibilidad de llevarse un triunfo que la hubiera depositado en la cima. Aunque el 3-3 fue ya excesivo castigo para un River que regaló demasiado.

River jugó el mejor partido del campeonato en el Monumental y, pese a no haber conseguido el triunfo, el pensamiento es casi unánime: éste es el camino a seguir para pelear bien arriba.

El hincha de River no se fue contento del Monumental el domingo. El sabor amargo de recibir dos goles en los últimos 20 minutos del partido, cuando todo parecía liquidado, generó una mezcla de bronca y tristeza en la gente.

Sin embargo, el nivel que mostró el equipo fue, por lejos, el mejor del campeonato. Sacando los primeros 15 minutos del primer tiempo y el lapso entre el segundo y tercer gol de Newell's, River apabulló a los rosarinos y mereció largamente la victoria.

La efectividad pedida para los delanteros se vio reflejada en el resultado, porque los integrantes del tridente marcaron un gol cada uno y todos tuvieron chances para convertir otro.

Además, se aplaudió la actitud de Matías Almeyda de formar un equipo que saliera a "comerse" al rival, con un esquema bien ofensivo, como marca la historia del Millonario.

Por eso, el hincha reconoció el esfuerzo del hincha y, en la encuesta realizada por La Página Millonaria, el 90 por ciento de los votantes aseguró que le gustó cómo jugó el equipo.

Es cierto, el equipo no ganó y no hay que dejarse llevar por un partido, pero rendimientos colectivos como el del domingo invitan a pensar que se encontró el camino y que River tiene una buena chance para, como dijo Leonardo Ponzio, encontrar una identidad que le permita pelear bien arriba.

Fuente: 442


Fuente: Olé

domingo, 2 de septiembre de 2012

Fuimos a empatar y casi perdemos

River nunca le encontró la vuelta al partido.
River empató 1 a 1 en Santa Fe con Colón, que perdió la chance de recuperar la cima del torneo Inicial. Rubén Ramírez marcó de cabeza para el local e igualó Germán Pezzella.

Con este resultado, Colón, que llegaba como líder, acumula 11 unidades y dejó la punta del certamen en manos de Boca Juniors, con 12; River, en tanto, suma ocho puntos.
 El primer dato saliente del partido lo ofreció el "Pelado" Almeyda con la formación de River: González Pirez, Cirigliano y Lanzini quedaron al margen de los 11 (solo el volante central tuvo un lugar en el banco de relevos) y en sus lugares respectivos ingresaron Germán Pezzella, Christian Ledesma y Juan Cazares.
 Más allá del mensaje de los cambios hacia adentro (si es que el DT buscó también ese efecto secundario), no se vio, hacia afuera, un River muy diferente al de las fechas anteriores.
 El desborde por las bandas fue mejor recurso con el tándem de Sánchez y Mercado por derecha que el que, en teoría, debió dar el pibe Cazares por la otra banda; y la carencia creativa, acaso la falencia más visible del River de Almeyda, volvió a dejar como sistema previsible el centro a Funes Mori y Trezeguet.
 Colón respondió con la buena imagen que viene dando, tratando de inquietar a espaldas del mediocampo visitante: salida prolija, verticalidad a partir de los volantes y la rapidez de Curuchet y Mugni para encontrar espacios, o en su defecto para generarlos.
 Pero en ambos casos prevalecieron las estrategias defensivas por sobre las intenciones en ataque, y el partido se fue haciendo de dominio repartido y poco peligro, muy poco, frente a los arcos.
 Lo más claro sucedió a los 32m, con un centro de Mercado desde la derecha, después de una sucesión de toques cuidados y pacientes, que Cazares definió con una sutileza de derecha entrando por el segundo palo: el remate cruzado salió apenas desviado.
 Colón intentó hacerse protagonista central en el inicio del segundo tiempo.
 Con las buenas herramientas ya exhibidas: Caire se proyectó por derecha, se adelantaron las líneas, Mugni se amigó con la pelota y Moreno y Fabianesi intentó desprenderse de su posición para aparecer, por sorpresa, en el vacío.
 Y tuvo una clara, Colón, a los 5m, cuando Gigliotti le "robó" con falta la pelota a Pezzella, superó a Barovero y remató al arco: Maidana se cruzó a tiempo y evitó la caída de su valla.
 Pero River ya exhibía, también, algunas deficiencias defensivas, como si la presión del rival descubriera las grietas de su estructura.
 El equipo de Néstor Sensini, sin embargo, no aprovechó su momento, y en el juego de las imprecisiones que se dio a partir de allí River se acercó dos veces con Rogelio Funes Mori.
 En la primera desbordó por derecha y envió un centro rasante para el remate, por izquierda, de Ariel Rojas (pegó en un defensor); y en la otra el propio "mellizo" tiró de zurda, cruzado y afuera.
 Cuando River había equilibrado, llegó el gol de Colón. "Tito" Ramírez entró por Curuchet y le alcanzó un minuto para modificar el rumbo del partido: primero generó un corner, después anotó de cabeza tras un gran centro de Urribarri desde la izquierda, pero aprovechando el insólito estatismo de los centrales "millonarios".
 Almeyda agotó sus armas: hizo debutar al uruguayo Rodrigo Mora en reemplazo de Sánchez (ya habían entrado Ariel Rojas y Martín Aguirre por Cazares y Ledesma, dos de los titulares sorpresivos, síntesis de que la teoría del "Pelado" no había funcionado).
 River no tenía respuestas individuales para sus defectos colectivos y marchaba, desesperado, a la derrota.
 Pero a falta de un minuto apareció Ponzio, puso un gran pase en profundidad para la entrada de Pezzella y el pibe, solo, marcó el 1-1.
 Fue, la de Pezzella, la sorpresa de Almeyda que sí funcionó. Lo festejó River. Y lo festejó Boca, que volvió a quedar como líder.



Fuente: Olé

domingo, 26 de agosto de 2012

Un 0-0 clásico en el Monumental

Bianchi Arce se cruza para frustrar un intento de Rogelio Funes Mori
River necesitaba ganar para alcanzar a Boca en la punta, pero igualó sin goles con el defensivo San Lorenzo de Caruso al cabo de un pobre partido.

River Plate fue incapaz este domingo de alterar el negocio que planeó San Lorenzo y el resultado fue un aburrido 0-0 en el Monumental. El equipo de Matías Almeyda buscó los tres puntos durante los 90 minutos en este clásico correspondiente a la cuarta fecha del Torneo Inicial, pero sus intenciones se vieron frustradas por su falta de precisión y un muy defensivo planteo rival. Los de Núñez siguen sin ganar como locales desde que volvieron a la Primera División, pero la campaña de todos modos es más efectiva de lo que parece, ya que se hallan a dos unidades del líder Boca. En cuanto al Ciclón, de momento le da prioridad a mejorar su promedio, mientras se pone a punto en lo físico y en lo futbolístico un plantel que por cuestiones económicas e institucionales se terminó de armar bastante sobre la hora. Fue River el que desde el comienzo monopolizó la tenencia de la pelota, ante un San Lorenzo cuya estrategia consistió en replegarse en su campo y apostar por salidas rápidas de Julio Buffarini y Franco Jara para luego habilitar a Julio Furch. Pese al protagonismo que asumió, el equipo de Almeyda nunca logró romper con claridad la línea de volantes del Ciclón, por lo que Rogelio Funes Mori y David Trezeguet jugaron siempre de espaldas al arco y perdieron más de lo que ganaron ante la defensa adversaria. El primer acercamiento de River se vio a los 11 minutos, cuando Manuel Lanzini ejecutó un tiro libre desde la derecha que Jonatan Maidana cabeceó en el centro del área, pero el balón fue justo hacia la posición en que estaba Pablo Migliore. A los 26, la visita tuvo su única chance neta de toda la etapa, cuando un error de cálculo de Ramiro Funes Mori le permitió a Furch hacerse de la pelota sobre la derecha para envíar un centro rasante que conectó Jara anticipándose en el primer palo, pero el intento dio en el travesaño. A los 30 la oportunidad la tuvo nuevamente River con un remate de Leonardo Ponzio, pero Migiore se arrojó sobre su izquierda y desvió la pelota. En el segundo capítulo se mantuvo la tónica del primero, con River intentando quebrar la resistencia azulgrana pero siendo prisionero de sus propios errores. San Lorenzo, mientras tanto, jugó cada vez más lejos del arco riverplatense. Sólo por intentos individuales de Furch o desinteligencias defensivas del rival se generó alguna inquietud para Barovero. A los 17, Ponzio y el guardavallas millonario se chocaron en la puerta del área sin que Furch, quien estaba lejos de la jugada, consiguiera aprovechar esa única chance que tuvo su cuadro en toda la etapa. A los 22, probó Rogelio Funes Mori para River con un remate potente desde fuera del área que se tornó apenas desviado. Por la misma vía a los 36 se animó Ponzio y nuevamente tapó Migliore. El clásico concluyó con la insistencia impotente del anfitrión y la defensa del punto a la que se aferró con firmeza el visitante, que sin dudas logró lo que fue a buscar en el Monumental. 


Fuente: 442


Fuente: Olé